Un año más vuelve la fecha que
tenía tantas ganas que llegará con mucha ilusión.
Ha llegado la fecha especial y
siento decirte que no sé cómo describir mis emociones esta vez. Por un lado, estoy
contenta pero por otro triste.
¿Los motivos? Muy sencillos.
Estoy contenta porque es un día en el que se me pasan pensamientos positivos
por la cabeza. Uno de ellos el sentirme afortunada por muchas cosas que he
conseguido. Sobre todo el adaptarme al mundo laboral que nadie sabía si iba a
ser capaz. Ni siquiera yo.
Pero estoy triste porque estoy
cansada de ver que el Síndrome de Asperger no está tan conocido. Estoy harta de
observar cómo dan tanta importancia a otras discapacidades y nosotros seguimos
siendo como los que han venido de otro planeta sin llegar a entender al mundo.
Y que ellos nos entendieran a nosotros.
Es muy difícil de explicar y
sólo lo sufren los seres queridos de las personas con TEA que van descubriendo
día a día nuevas situaciones hasta llegadas a un punto en el que dudan si
pueden vivir una vida normal o se quedan estancadas en el infinito.
La sociedad ha sido injusta y
cruel y cada vez menos se ve en las noticias u otros medios de comunicación
hablar sobre este trastorno que se les olvida y se acuerdan cuando llega un 18
de febrero o 2 de abril. Siempre con la palabra clave que lo repiten pero poco
se cumple “comprensión”.
Luego si han puesto un
documental o han entrevistado a alguien con TEA contando su experiencia, lo han
transmitido en una hora donde no todo el mundo se puede adaptar a verlo debido
a la programación con otras cosas rutinarias.
Estoy muy cansada de preguntar
por qué nos apartan a nosotros cuando también tenemos derecho a que nos
recuerden. Si tanta importancia se da a todos los problemas ¿por qué el
Síndrome de Asperger no está tan estudiado? Cada vez siguen saliendo más casos por
lo que hay que seguir investigando y defendiendo los derechos de estas personas.
Cuando una persona neurotípica ve a
un Asperger de repente por la cabeza se pasa Einstein y cree que podría tener
la misma inteligencia pero en realidad no es así.
Es cierto que cada uno puede
tener un talento, ritual o hasta costumbre común, pero hay diferencias. Sí que
hay personajes históricos y famosos que lo son, unos diagnosticados desde el
principio y otros descubiertos más tarde.
Lo peor es que haya personas
diagnosticadas con TEA años más tarde, siendo adultos y hasta con edades más
maduras. Siempre pienso que lo mejor es saberlo cuanto antes mejor. Si a una
persona mayor le descubren que tiene Síndrome de Asperger lo pasa mal.
También hay gente que han
tenido un diagnóstico falso y el verdadero nombre lo ha conocido después. Por
desgracia yo he tenido esa suerte.
En mi caso me considero una
“Aspergirl” afortunada por haber conseguido metas, la mayoría con mucho trabajo
y siempre siendo consciente de lo duro que es sobre todo haciendo un esfuerzo
doble o triple.
A mí me diagnosticaron
Síndrome de Asperger con 25 años después de estar desde los 3 o 4 años con otro
nombre y nadie se dio cuenta después de tantas pruebas.
Fue duro que me cambiaran de
etiqueta pero sacaba las fuerzas reflexionando “Tarde para cambiar el pasado
pero a tiempo para el mejor futuro”.
Hoy en día vivo mi vida
tranquila con mi trabajo, mi pareja (también Asperger), Hobbies que me hacen
feliz y me ayudan a enriquecer más mi vida y sintiéndome afortunada por lo que
he conseguido.
Nada fue fácil y mi vida ha
sido siempre una lucha y una historia de superación que he estado escribiendo
en todos los libros llenando de recuerdos maravillosos y experiencias.
Aquí me encuentro escribiendo
mientras oigo piezas de Mozart, con mi libro favorito al lado titulado: “El
curioso incidente del perro a medianoche” de Mark Haddon. Lo he vuelto a leer
para recordar. También deseando que llegue el fin de semana para ver en DVD con
mi chico la serie “Good Doctor” que nos encanta, nos reímos, emocionamos y
tomamos con humor.
Voy a celebrar este día con
alegría y pensando en positivo, no quiero pasar un mal rato recordando las
cosas malas que me han pasado, que ya he llorado bastante.
Si hay una cosa que más deseo
es estar unida con todas las personas con Síndrome de Asperger juntando las
manos para pedir que este trastorno sea conocido y no esté siempre apartado
porque haya problemas más grandes. Que se investigue más y no seamos siempre
los invisibles del mundo.
No hay nada más duro que vivir
la vida fingiendo como si fueras normal cuando en realidad hay algún problema.
Pero si se aprende a vivirlo y
la sociedad fuera más comprensiva, así nos sentiríamos más felices...
SARA ÁLVAREZ ARENAS