miércoles, 24 de febrero de 2021

Concurso Nacional de Memes 2021

 

BASES CONCURSO MEMES NACIONAL 2021


1.    Breve descripción del concurso

Primer Concurso Nacional de Memes para jóvenes y adultos.El meme es una forma de comunicación muy directa y muy sencilla que está a la orden del día, que nos une a todas y a todos y que nos puede sacar una sonrisa.

El objetivo de este concurso es proponer a todos y todas l@s participantes que empleéis toda vuestra creatividad y dejéis volar vuestra imaginación para lograr el mejor meme de esta edición.

 

2.    ¿A quién va dirigido?

Dirigido a todas las personas participantes en las actividades de ocio de las entidades federadas de la Red Asperger España. Se establecen dos franjas de edad:

o   -Adolescentes/jóvenes: 13-17 años

o   -Personas adultas: 18 o + años

 

3.    Temática

Dos temáticas para cada grupo de edad:

o   -Ocio 2020

o   -Ocio 2021

CCada asociación, dispondrá de tres imágenes, que serán aprobadas y supervisadas por el responsable del Servicio de Ocio de la asociación. Cualquiera de ellas podrá ser utilizada para la creación de memes.

Únicamente se podrá seleccionar una imagen por participante y solo se podrá presentar a una temática.

4.    Fallo del jurado

 El jurado de cada entidad federada participante estará formado por;

  • 1 Técnico de la Asociación
  • 1 Miembro de Junta Directiva y/o persona designada en su lugar
  • 1 persona relaciona con el mundo del arte.

 Jurado Nacional estará compuesto por:

  • 1 Responsable de la Confederación Asperger España
  • 1 Youtuber
  • 1 persona conocida con presencia en redes

 Se valorarán cuatro criterios:

  • Humor
  • Originalidad
  • Diseño
  • Adecuación a la temática

 

5.     Premio  

       Publicación en todas las redes del meme ganador

o         Detalle CONFAE

 Se darán los siguientes premios:

o   1 premio para la categoría de 13 a 17 años y temática Ocio 2020

  • 1 premio para la categoría de 13 a 17 años y temática Ocio 2021
  • 1 premio para la categoría de adultos y temática Ocio 2020
  • 1 premio para la categoría de adultos y temática Ocio 2021

 

6.    Plazo y presentación de Memes

 El plazo de admisión de los memes originales se abrirá el 1 de Marzo de 2021 y finalizará el 31 de Marzo de 2021.

Los envíos que lleguen fuera de plazo no entrarán en concurso.

El original de la obra deberá ser enviado a la dirección electrónica: carlos.social@aspergerjaen.com en el asunto del mail: Concurso memes.

 Se enviarán, en el mismo correo dos archivos adjuntos:

 a) En un archivo de texto, que será denominado “(TITULO DEL MEME)”, se enviará el meme con un pseudónimo.

En la parte superior del texto del archivo se colocará el nombre de la obra y a continuación la imagen con el meme.

 b) En otro archivo, que será denominado “(TITULO DEL MEME-DATOS)” se enviarán los siguientes datos personales:

o                          Título de la obra

o                          Pseudónimo del/la autor/a

o                          Nombre y apellidos del/la autor/a

o                 DNI

o                          Año de nacimiento

o                          Ciudad y país

o                           Dirección de domicilio completo

o                           Teléfono

o                           Correo electrónico.

Una vez recibidos todos los memes se llevará a cabo el concurso interno de cada asociación, los memes seleccionados se harán llegar a la Confederación Asperger España antes del 25 de Abril de 2021 

El Concurso Nacional de memes se llevará a cabo en Junio de 2021 (Fecha pendiente de publicación)

 

7.    Normas de contenido y presentación

  • Los mensajes e imágenes contenidos deben ser respetuosos hacia cualquier persona o colectivo, empleando un lenguaje no ofensivo.
  • Todo participante tendrá que rellenar el formulario de protección de datos, que se adjuntará en la inscripción.
  • El idioma de los memes será en castellano.
  • Los memes se entregarán en formato Jpg y/o pdf.




jueves, 18 de febrero de 2021

Relato 18F: "Mi vida con Asperger"

 

Hola querido lector, está leyendo el relato que realiza una persona con Síndrome de Asperger con la finalidad de como es mi día a día. Mi nombre es Héctor y tengo el gusto de hacerte saber mi vida acompañado con este síndrome desde la fecha de mi nacimiento, si estás dispuesto, lo demás está en el resto. 

Además de pasar mucho tiempo apartado de los demás niños en los recreos sin apenas relacionarme por falta de entendimiento, no fui comprendido por muchos maestros ya que desde el principio no se molestaron en saber mi peculiaridad que crea mi condición hasta que apareció una profesora que para mí fue un ángel caído del cielo que siempre la recordaré.

Mi madre y los profesores que me entendían me insistían que no era culpa mía, debido a que yo tenía unas características diferentes que ninguno de ellos se preocupó en conocer, en cambio, la profesora a quien yo llamo mi ángel se llama: Mari Mesas.

El día que repetí, desde que empecé el colegio ella le dedicó estas palabras a mi madre que, después, se hizo realidad “no te preocupes que verás cómo Héctor sale adelante”. 

Después, gracias a mis profesores de apoyo puede salir adelante con la ayuda, a pesar de ello, seguía habiendo profesores que aún no me entendían y me etiquetaban como alguien que no se enteraba de nada, pero, aun así, me saqué mi E.S.O. y una formación profesional, aunque no era la ideal para mí, fui valiente y decidí terminarlo.

Antes de finalizar la E.S.O.  me gustaría añadir otros datos, los compañeros siempre me tachaban como el último de la clase como si fuese la oveja negra en el rebaño, si algún amigo tuve de algún modo me veía raro dicho de algún modo, pues debido a eso me pasaba la mayor parte del tiempo apartado de la sociedad, ya que me sentía un incomprendido, así pues, las tardes me las pasaba solo en mi habitación metido en mi mundo apartado de la sociedad y también, me pasaba los días subiendo solo por el monte dando saltos como si fuera una cabra montés huyendo de algo, aunque, yo huía de la sociedad, es como si fuese guasimodo pero en vida real.

Después cuando terminé los estudios, estaba deseando trabajar en algo en lo que fuera quería probar de camarero, pero, mi madre decía que debido a mis dificultades y  por perdida de atención que además era Asperger, también, padezco de déficit de atención por lo, cuál, aunque quisiera no podía mantenerme centrado. Como mis padre alquilaban apartamentos, yo me puse a aprender sobre limpieza, para poder ayudar a mi madre con ello,  ese es el trabajo que mas ejercí, debido a que no veía otra solución y aunque echase curriculum no encontraba trabajo, así, pues, durante mucho tiempo me dedique a limpiar los apartamentos con mi madre, no obstante, de ese modo trabajando con mi madre me sentía protegido ocultado del mundo que no me entendía, como dije antes, guasimodo en su campanario, otras veces si trabaje en algunos sitios como en una cocina de auxiliar pero decían que no me enteraban con las típicas frases de mi pueblo, “si te lo explique ayer” cuando en mi caso me lo tienen que decir dos veces, dado eso, nunca volví a tener una segunda oportunidad, también trabajé en la aceituna, pero tantos ya que a mí en el pueblo no me veían como al resto, después, me encontré un hobbie fui al gimnasio que además daba judo, aquí también me refugiaba era un modo de estar rodeado un poco más con la gente, cuando decidí seguir con judo era por el motivo de aprender a defenderme ya que, también, iba con miedo a las agresiones por lo cual, me motivó aprenderlo aunque sé que algunos también me veían como un chico hecho de una forma de ser extraña pero al estar rodeado me solté más, al principio en judo me dejaba mucho que me dieran palizas porque era incapaz de luchar llevaba siempre mucho miedo acuestas, hasta que un día decidí coger el toro por los cuernos, bueno más bien a uke (adversario) por las solapas.

Acudí a muchos médicos y solo uno en Úbeda me diagnosticó de síndrome de Asperger, que es un síndrome derivado del autismo, ya que nos comportamos de forma diferente a la sociedad, nos cuesta más relacionarnos y a la hora de aprender nos cuesta más, pues debido a esta condición mi madre se centraba en que trabajos podría hacer, camarero como antes dije no podría hacer.

A los casi 24 años me fui a una asociación de Asperger para que además de ayudarnos a integrarnos en el mundo, nos bucarán trabajo adecuado a ello, les dí mi curriculum se para que lo mandase a un centro donde buscan gente con discapacidad, pero costó encontrarlo, en mi tiempo con mis compañeros asperger al principio me costó aceptar lo que tenía pero con  el tiempo me di cuenta que eran mejor que mucha gente y aquí encontré mi lugar justo lo que necesitaba, se convirtieron en mi segunda familia.

Al tiempo conseguí encontrar un trabajo conviví con otras personas, ese año fue mágico porque tenía tantos miedos que con apoyos me ayudaron y me hicieron levantar cabeza era increíble el cambio que llegué a experimentar, desde entonces me animé a hacer lo que antes no me atrevía a hacer.


Héctor, 27 años




 

Relato 18F: Reflexiones de una adolescente cualquiera: "El mundo y yo"

 

Hay veces en las que me pregunto el porqué de todo, y ninguna respuesta  lógica  viene a mi mente. En esos momentos, me siento perdida, confundida, abandonada. Son momentos en los que las tinieblas te ciegan y no logras ver ni lo más evidente, ni lo más claro, nada. En esos momentos todo se reduce a un inmenso abismo que te atrapa y te engulle.

Desde allí todo se ve distinto, todo toma una perspectiva más negativa y ceñida a su realidad pesimista. Desde allí tomas la perspectiva de la vida que tienen todos los que sufren justificadamente, no por caprichos. Aquellos que lo único que poseen es dolor, aquellos a los que el mundo les ha dado la espalda.

Este mundo hipócrita, falso y lleno de injusticia es en el que nosotros creemos, el que nosotros promovemos. En la sociedad en la que vivimos, y de la que nos quejamos, es la que nosotros hemos construido. Una sociedad fría, sólida, corrompida, sucia, consumista, una sociedad dominada por el tiempo; el cual no tiene rival.

Aquí, en la tierra; en España, en Francia, en Alemania, en Estados Unidos, en cualquier país del mundo, lo que se ve es lo que se quiere ver, o mejor aún, lo que queremos ver.

Hoy en día se ha perdido la ilusión por todo, se ha conseguido todo. No existen ideales posibles, no hay nada por lo que todas las personas estén de acuerdo. Y lo único que se puede descubrir es que el mundo lo manejan sólo las potencias que tienen lo que se necesita: dinero.

Nosotros que trabajamos, nos quejamos de él, los que no lo poseen, mueren por su falta. Los que tenemos comida la tiramos entera saciados y cansados de tanta comodidad. Los que carecen de la comida no pueden quejarse de nada, porque no saben nada. Y los que le podemos enseñar no lo hacemos, pues es más fácil, y much más rentable, tener mano de obra barata y materias primas al alcance, sin pensar en nadie.

En este mundo desarrollado en el que nos movemos, importa más una persona que muere por edad, que los miles de niños que cada día mueren por falta de alimentos, o de medicamentos. Importa más una fiesta de famosos que alguien que se queja de las injusticias.

Aquí nos quejamos de todo, sin darnos cuenta, y sin hacer nada por los que de verdad deberían tenerlo todo. Niños, adultos, bebés y ancianos que necesitan algo que tú  desprecias y derrochas.

La humanidad va en decadencia, pero la vanidad, la pereza, el egoísmo, todo influye para que nosotros cerremos los ojos ante las escenas de dolor de los pueblos que mueren. Y hacemos caso omiso a aquellos a los que, de una forma directa o indirecta, matamos, exploramos, etc.

Ya no hay nadie que se responsabilice con causas nobles, sino que hay mucha gente que se ocupa de engañarnos, comprarnos y vendernos y llevarnos como ovejas a dónde quieren. Sí, eso somos, solo una pura raza que se extingue, que muere, que mata, que se está autodestruyendo. Sin darse cuenta de nada de lo que sucede a menos de un par de metros suyos. Somos tan egoístas qué sólo nos importamos nosotros y eso nos llevará a nuestro trágico final. 



Ana Belén





Relato 18F: Mi forma de ver el amor " Relato de un amor fallido"


Quizás mi vida nunca ha sido la más divertida, siempre me han gustado determinadas aficiones que a los demás no, me he fascinado por cosas que a otros les parecían aburridas… Pero yo estaba contento con todo. Sentía que no me faltaba nada, que podía comerme el mundo…

Sin embargo, llegó cierto momento de mi vida en el cual tuve que darme cuenta de que, a pesar de todo eso, estoy sujeto a mis emociones más profundas… Jamás me lo iba a imaginar antes, pero… me enamoré de alguien.

Tenía 17 años, y estaba en una época en la que se me exigía mucha madurez mental, pero mis sentimientos fueron más fuertes. Tuve, de alguna forma, que aprender a entenderme un poco más, en algo que nunca antes había pensado que pasaría; ya de por sí es complicado saber por qué a veces no encajo con quienes me rodean, o por qué me saturo antes que ellos cuando algo no va bien…

Al inicio, me ilusioné mucho, porque eran sensaciones nuevas que nunca había experimentado, y la persona de la que me enamoré demostraba ser muy similar a mí en cuanto a la forma de ver y analizar nuestra vida y nuestro entorno.

Mis amigos de entonces a veces sufrían, porque dedicaba mucho tiempo a pensar en esa persona, y en ocasiones no lo pasábamos bien porque nos enfadábamos… Por culpa de esto me surgieron muchas inseguridades…

Esa persona que tan bonita me parecía, me gustaba en todo, pero yo sufría mucho con mis inseguridades, a veces me las causaba yo mismo o en otras ocasiones me ponía a pensar mucho las cosas que mis amigos me decían respecto a cómo vivía mis emociones. Yo quería salir con ella, pero también quería estar seguro de mí mismo, de que era capaz de salir con alguien…

A pesar de nuestras inseguridades, suyas y mías, casi intentamos en varias ocasiones una relación, guiados por un sentimiento que parecía mutuo, pero al final siempre salía mal… ¿Qué nos pasaba? ¿Por qué no podía ser? ¿Qué nos hacía sentir inseguros?

Todo al final acabó mal... Conforme iban pasando los meses, empezamos a dejar de comprendernos mutuamente como amigos "especiales" que nos considerábamos, a pelearnos por tonterías, etc. Un gran cúmulo de estas cosas malas causó que tuviéramos que dejar de intentarlo, y dejar de vernos… Seguir acumulando rencores y enfados que no nos aportaban nada, iba a ser malo para ambos.

He pasado por una mala racha tras esto, y la ansiedad, aunque sea parte mi forma de ser, es más alta… Muchos a mi alrededor no comprendían por qué estaba mal, si no habíamos llegado a forjar una relación estable… Por desgracia, no pueden acceder a todo lo que procesa mi cerebro. Planteo muchas veces análisis mentales sobre cómo podían haberse sido las cosas si "yo hubiera hecho x cosa y ella otra x cosa", por ejemplo. Sufro mucho al pensar en las cosas que compartí con esta persona, cosas que hice por primera vez en mi vida y con sus ojos mirándome, ya que son recuerdos que tengo muy cargados de simbolismo, de "significado especial" para mí. Pero… por otro lado, pienso que es mejor que todo haya acabado…

No obstante, aprendí mucho de ella y del tiempo que compartimos. Entendí que a veces las personas podemos llegar a hacer locuras con tal de compartir experiencias bonitas con las personas que nos gustan. También aprendí a quererme un poco más a mí mismo, y que a las personas les será más fácil manifestar lo que sienten por nosotros si nos cuidamos y nos tratamos bien, y nos tomamos las cosas con tranquilidad. Muchas personas creen que quienes estamos en el espectro autista no somos capaces de tener pareja, o desarrollar una intimidad con ella, etc. Es algo que no es verdad, aunque sí que es cierto que es una tarea complicada, pero algo muy bonito si se consigue…

Además, me queda claro un concepto que suelo usar mucho, el de "amor puro", es decir, querer a una persona en lo bueno y en lo malo, asumiendo que somos imperfectos y no siempre vamos a congeniar en todo, pero estando uno al lado del otro, acompañándose, con sinceridad y complicidad. Es el tipo de amor que me gustaría llegar a dar a alguien en el futuro.

¿Y si enamorarnos o querernos profundamente fuera más fácil? ¿Y si todas las inseguridades se pudieran romper automáticamente con un abrazo o un beso?

 

Manu, 20 años





Relato 18F: "Mi historia con TEA"

 

Hola, soy Blanca, y recién acabo de cumplir los 20 años. Venía a contaros mi historia y cómo es mi día a día con esta peculiaridad, que no enfermedad, porque no es una enfermedad ni mucho menos. Es muy, podría decir con mucho orgullo que tengo una salud ya no de hierro, ¡de acero inoxidable!

Bueno, la cuestión es, nací el 1 de febrero de 2001 en Jaén, España, un par de semanas antes de lo previsto, por lo que, como ya he dicho, acabo de cumplir mi segunda década en este mundo que a tantos se nos hace tan grande y complicado de comprender y manejar, sea por la razón que sea. Mi nacimiento fue como el de miles de millones de personas, o sea, no hubo nada raro en él, más que el hecho de que tuve que nacer por cesárea (como en el caso de miles de millones de personas en todo el mundo, repito), y pasar una semana entera en el hospital al lado de mi madre, hasta que nos dieron el alta.

Tras eso, todo transcurría con aparente normalidad: a las cuatro semanas ya era capaz de dormir toda la noche del tirón (cosa que, aunque no os lo creáis, a mis padres les asustó bastante, porque basándose en la experiencia que tuvieron con mi hermano 4 años antes, ellos pensaban que lo normal era que los bebés se despertaran cada – rato para comer o que los tranquilizaran), e iba adquiriendo todas las destrezas que necesitaba en el tiempo considerado "dentro de lo normal" para un bebé. De hecho, nadie detectó nada extraño en mi hasta que llegué más o menos a los dos años, cuando empecé a ir a la guardería y, posteriormente, al cole: siempre tenía que hacer el mismo camino; de lo contrario, me sentía como un perro perdido, y no sabía qué hacer ni cómo reaccionar. ¡Me quedaba paralizada y totalmente bloqueada! También era muy obvio que prefería permanecer sola la mayor parte del tiempo, quiero decir, no me sentía a gusto estando rodeada de gente, y esto hacía que, el 95% de las veces, prefiriera quedarme arrinconada en una esquina en vez de interactuar con otros niños.

A esto hay que sumarle mi nula capacidad de comprender los dobles sentidos, y mi todavía presente tendencia a decir las cosas tal cual las pienso, sin caer en la cuenta del daño que mis palabras pueden provocar. ¡Ah, y también tengo que añadir que sufría y sigo sufriendo, aunque ya en menor medida, una mayor sensibilidad a ciertos estímulos como la luz o el ruido! En fin, todo este cóctel de señales llevó a mis padres a decidir hacerme toda una batería de pruebas psicológicas y neurológicas que pudieran señalar cuál era mi problema, qué tipo de tratamiento debía seguir, y durante cuánto tiempo.

El diagnóstico llegó hacia octubre-noviembre de 2006, más o menos: todos mis sentimientos apuntaban hacia el ahora universalmente conocido síndrome de Asperger, el cual es un trastorno con el que uno nace y con el que muere, pero que, por fortuna, no supone una amenaza para la vida de quien lo sufre. Evidentemente, tan pronto como llegó el diagnostico, enseguida me buscaron psicólogos que pudieran ayudar a llevar el control de esta ¿enfermedad?, y aprender a desenvolverme en el entorno como cualquier otra persona.

Respecto al colegio, no puedo decir que tuve una gran ayuda porque más bien fue al revés: ni mis compañeros ni los profesores entendían que yo padecía de este síndrome, y simplemente pensaban que "no quería integrarme en el grupo", cuando la realidad era que no sabía cómo hacerlo. Esta situación se volvió mi complicada en mi etapa como estudiante de la ESO, cuando empecé a sufrir en mi piel lo que era el auténtico "bullying", ya que algunos se aprovechaban de mis puntos más débiles y me utilizaban para su propio beneficio. Lo peor de todo es que casi no tengo apoyo por parte de los profesores, lo cual me llegó a plantearme seriamente querer cambiar de colegio en varias ocasiones, pero claro, el hecho de que en otros sitios pudieran tratarme peor que allí me daba más miedo y ansiedad que aguantar aquello a lo que, de todas maneras, ya estaba acostumbrada, por lo que decidí seguir allí hasta que ya no me quedó más remedio que irme para continuar mis estudios en Bachiller (es que mi colegio solo da hasta 4° de la ESO). Primero estuve en el San Juan Bosco, en el que seguí sufriendo cierto acoso por parte de mis compañeros por no ser igual que ellos (ellos mayormente se dedicaban a fumar y beber, mientras yo me comía los apuntes y deberes para poder aprobar, y de hecho, fui víctima de algunas bromas de muy, muy mal gusto), pero tan solo duré un trimestre; era incapaz de llevar ese ritmo tan frenético de exámenes, tareas y trabajos sin pies ni cabeza.

Tras ello, decidí salir y apuntarme a una academia de idiomas en la que me fue relativamente bien y comenzar una dieta para bajar de peso. Bueno, esto último fue más bien incitado por mi madre, ya que, aunque era consciente de mi evidente sobrepeso, no lo consideraba como algo de gran preocupación (posiblemente, porque, al ser joven, nunca me había dado ningún susto), pero, como ya muchos sabéis, la gente como yo tiene una tendencia natural a aferrarse a cualquier cosa, por estúpida que sea, de modo que cogí costumbre a ver cómo los números de la báscula disminuían, por lo que, tras un año con ella, y 20 kilos perdidos, noté que "algo no iba como yo quería", ya que veía que había vuelto a subir de peso, con lo cual aquí comenzó mi infierno con los trastornos alimentarios, ya que empecé a tomar pastillas, productos herbolarios... y dejar de comer progresivamente.

Al principio me prometí mantener esta costumbre solo hasta que llegara a los 63 kg, pero no fue suficiente; esta situación empeoró con la llegada del confinamiento: mi miedo a recuperar ese peso se hizo mas fuerte, y es entonces cuando la anorexia comenzó a calar de verdad en mí: mi peso descendió hasta los 55 kg (muy delgada para mi estatura) y, para más inri, al haberme quedado casi sin grasa corporal, mi organismo, en un intento de mantenerse funcionando, había comenzado a atacarse a sí mismo, ¡con el peligro que eso conlleva! Evidentemente, intenté reaccionar en ese mismo momento, y es más, parecía ir en la dirección correcta... salvo que, tan pronto como mi cantidad de comida ingerida comenzó a aumentar, también lo hicieron las conductas compensatorias, o lo que es lo mismo, pasé de la anorexia a la bulimia, con la que sigo lidiando a día de hoy. Pese a todo, también he tenido momentos muy felices en mi vida, como aquel en el que apareció mi perrita en mi vida, hace ya casi 3 años y medio, y quien es aún uno de los pocos motivos que me quedan para seguir luchando.

En resumen, he vivido muchos episodios muy oscuros, pero también reconozco que tengo mis instantes felices, y este síndrome me ha enseñado y me sigue enseñando muchas cosas tanto positivas como negativas. Bueno, os preguntaréis qué tiene que ver el Asperger con los trastornos alimentarios, o incluso adicciones, me imagino... Pues sí, tiene muchísimo que ver: normalmente, el perfil psicológico de las personas con estas enfermedades suele coincidir con el de los Asperger en un gran porcentaje: perfeccionistas, obsesivos, inconformistas, etc. Somos gente a la que nos gusta llevar un cierto control sobre algunas situaciones que, muchas veces, se nos escapa de las manos, pudiendo desembocar en situaciones tales como problemas de autoestima, existenciales... que son los que nos empujan a buscar cualquier remedio para sentirnos mejor con nosotros mismos, incluso si estos en realidad nos hacen más daño que bien. Espero que mi historia sirva de inspiración para otros que estén pasando por situaciones parecidas, y que se atrevan a buscar ayuda, puesto que muchas veces, nosotros solos con los monstruos que viven en nuestra cabeza, necesitamos a otros para poder vencerlos.


Blanca, 20 años





Relato 18F: "Llena de color"


Desde que era pequeño me enseñaron a disfrutar de lo bonita que es la vida, y realmente lo es y también me adoctrinaron y enseñaron lo duro que puede ser este camino, tan largo y en ocasiones tan oscuro.

Desde pequeño hasta que maduré, mi vida era una película de ciencia ficción, una increíble aventura sin precedentes, era muy divertida y todo lo que me rodeaba estaba lleno de color y lleno de esperanza, sin embargo, pasados los años me fui dando cuenta de que todo se iba decolorando, que no era verdad, que vivía en un dulce sueño y donde existía y lo que veía no era lo que realmente era.

Y todo eso cambio hace no mucho, cuando yo tenía mis catorce años, poco a poco me fui dando cuenta de lo lúgubre y sombrío que era todo lo que me rodeaba, estaba solo, lleno de miedo, voces que atormentaban, lleno de odio por dentro y dejé de ver el bello cielo azul por una tonalidad triste de un gris, vi a lo que todos se referían.

“El mundo se va a pique” o “el mundo se va a acabar tarde o temprano”, ese tipo de frases destruyeron lo poco que quedaba de ese joven chico que solo quería jugar y divertirse, y todo este tipo de opiniones venidas por los noticiarios, los periódicos e incluso las charlas entre compañeros, todo lleno de negatividad y de malas caras.

Eso me llenaba el pecho de dudas como, por ejemplo: ¿Podré cambiar algo? ¿Seré capaz de hacer algo para ver a la gente feliz? La respuesta la supe en el mismo momento en el que empezaría a ser realmente feliz y dejar mis dudas atrás, fue un no rotundo.

Todo cambio cuando con mis dieciocho años me di cuenta de que en esta vida estamos por un motivo, por un porqué, y todos los que estamos aquí debemos de agradecer a la vida por dejarnos estar pues, vivos ya que sin ella no podría jamás haber visitado la belleza mediterránea de Italia, las iluminadas y enormes calles de Manhattan y muchos más viajes que sé que me quedan por vivir.

Al fin y al cabo, me di cuenta yo mismo de que la vida no es un tono de grises o es lleno de color dependiendo de donde nazcas, situación económica, no, en absoluto. Lo que realmente me hace ver a la vida con otros ojos y por lo cual estoy bastante agradecido es por mí ya que sin mí mismo no hubiera sido feliz.

Y sé que en ocasiones hay días más o menos grises y sé que en esta vida no es felicidad y alegría, la vida no es como los medios de comunicación te quieran trasmitir, la vida es para vivir dentro de ella, tu solo tienes la oportunidad de ver las cosas que te regala la vida y de disfrutarlas

“La vida no es una escala de grises, la vida es llena de color sin importar como la mires”


Pablo (Caste), 19 años


Relato 18F: Análisis del mundo exterior "Mi vida con Asperger"

 

Mis contactos con el mundo Asperger parten del otoño 2011, cuando Asperger Madrid me diagnosticó dicha condición a los 27 años.

Todo comenzó cuando, siendo pequeña, sufrí una afasia de Broca –también llamada afasia motora o afasia expresiva- como primer ataque de epilepsia. Desde entonces me fue muy bien con el fármaco y no había indicios de que la cuestión se complicara. El mejor recuerdo de aquella época es –junto con mis primeros años allí- haber aprendido oratoria, guitarra y canto coral –que tuve que dejar atrás para no tener que repetir hasta 2º de Bachillerato-.

No obstante, no lograba madurar al mismo tiempo que los/as adolescentes de mi época –falta de comprensión del ‘doble sentido’ y poca preparación para los imprevistos, fobia a las multitudes, sentidos muy desarrollados, demasiada sinceridad, necesidad de más tiempo para determinados aprendizajes…-. De modo que, tras salir del colegio, comencé un largo paseo por varias consultas de psicología clínica que no dieron con mi trastorno. Hasta que, por casualidad, di con aquella entidad pública que me facilitó nuevas amistades y con la que empecé a colaborar en los medios de comunicación.

Mientras el esperado diagnóstico llegaba, me gradué como técnico de FP en Gestión Administrativa con notas altas; obtuve el permiso de conducción al año siguiente; aprendí informática, mecanografía y baile; y ofrecía recitales para el Día de la Mujer y el Día de la Violencia de Género por invitación del Ayuntamiento de Sabiote, que me obsequió con varios premios. También interpreté una obra de teatro de la poetisa local.

Entré en la Complutense por la vía de Mayores de 25 Años. Lo mejor es el saber –además, aprendí italiano-, así como la atención recibida por la Oficina de Inclusión a Personas con Diversidad, que me informó del voluntariado para el Departamento de Discapacidad y Salud Mental de Solidarios para el Desarrollo que conocían y con quienes colaboré esos años. Lo pasábamos muy bien.

En el mercado laboral, lo he tenido muy difícil: sólo lo he conseguido sin dar de alta y/o contratada temporalmente y sujeta a cursos de formación no reglada a nivel bajísimo o profesora por obra/servicio. Como administrativa, desarrollé unas prácticas en un bufete de abogados y una clínica de psicología en Madrid y en una agencia de seguros de Torreperogil. Lo demás, desde los 19 años, colaborando en ONGs; ofreciendo recitales para el Ayuntamiento de Sabiote organizados por la Concejalía de Igualdad o ayudando a profesores de academia a petición de éstos mientras yo aprendía informática o baile; o mejoraba los idiomas.

Ahora, desde hace más de dos años, soy profesora particular de inglés aquí, en Sabiote –incluso trabajé en la Academia de la Guardia Civil de Baeza- y, desde el curso pasado, también enseño francés; lengua y literatura; historia; geografía y temario de concursos-oposiciones. El pasado verano, enseñé aquí nivel básico de guitarra. Y, poco antes, comencé a ayudar con trabajos de Fin de Grado o Máster y tesis doctorales.

También publico ensayos lingüísticos y literarios en inglés y francés, así como documentos sobre el síndrome de Asperger, en redes como LinkedIn. En Facebook he conocido foros muy interesantes como La Mente es Maravillosa o Síndrome de Asperger, un cerebro diferente.

Del colegio sólo mantengo contacto con tres compañeras que me apoyaron siempre, pues ellas, siendo ‘normales’, sufrieron mucho con los estudios. Y de la escuela de baile, la directora, que colabora con Asperger Madrid al vivirlo con un hijo suyo. El resto de mis amigos de antaño son de Solidarios para el Desarrollo, el psicólogo de Asperger Madrid que me dio el diagnóstico y que ahora está en la Fundación Ángel Rivière –donde he hecho otro amigo ahora-, algunos compañeros y profesores de la universidad y mis amigos actuales: Asperger-TEA Jaén, el Coro Parroquial –entre los cuales, hay compañeros míos del teatro-, mi amiga Ana Belén –que al igual que el chico de Ángel Rivière, es más joven que yo y me quiere como una hermana-, amistades en común con ellos y una chica de Asperger Granada.

Y aquí acaba una historia como muestra de que los cerebros diferentes, así como cualquier otra capacidad extraordinaria, jamás deben ser olvidados. Muchos genios de la literatura, la música, el arte, la ciencia, la psicología, la industria del automóvil o la filosofía se fueron sin saber qué les pasaba; pero demostraron que el ‘patito feo’, el ‘soldadito de plomo’ o cualquier otro diferente, con voluntad, puede incluso más que los cerebros más convencionales. El patito feo se convirtió en un elegantísimo cisne. Asperger Madrid, como prueba, tiene publicado en su web un documento de historias de triunfadores con una condición como ésta bajo el título El Asperger no es un cuento, pero te lo contamos. Y, entre los talentos actuales y futuros con este síndrome, figuran el informático Bill Gates, la cantante Susan Boyle y mis compañeros de las organizaciones con las que he colaborado hasta ahora.


Cristina, 36 años



Relato 18F: "Los cambios no siempre son buenos" (basado en hechos reales)

 

Marina era una niña asperger que le costaba mucho socializar. Cuando entró al colegio estaba sola. No tenía amigos, no sabía cómo hacerlos, como relacionarse. Se pasaba los recreos sola. Pero, un día todo cambió.

Una niña de su clase le habló. Se hicieron mejores amigas ya que tenían muchas cosas en común, aunque, también tenían diferencias, claro. Ellas dos, junto a otro niño, se hicieron mejores amigos y siempre jugaban juntos.

El niño se distanció de ellas cuando entraron a primaria, aunque seguían en la misma clase. Las niñas hicieron 2 amigas más. Según pasaron los años, hicieron más feliz a Marina, todo lo veía de color rosa.

Pero, cuando entraron al instituto, todo cambió. Una de sus 3 mejores amigas cayó en     otra clase, pero hablaban en el recreo. Todo iba bien, hasta mayo, una de sus mejores amigas, quien era como su hermanita, se mudó. A Marina le afectó mucho. No solo porque la iba a echar de menos, también, porque esto era un cambio grande y difícil. Al ser asperger no sabía cómo tomarse este cambio de no volver a ver a su “hermanita" a la que conocía desde los 5 años.

Al año siguiente, las cosas mejoraron. Ese fue un gran año, a diferencia del siguiente. Marina solo hablaba con su primera amiga, siempre juntas. Pero, un gran cambio las separó.

En 3°de ESO, cada una estuvo en una clase. Marina estaba sola, no conocía a nadie, solo de vista u de otros cursos. Solo quería que llegase, el recreo para ver a sus amigas. Pero, aun así, ya no sonreía tanto como antes.

En verano, Marina tenía la esperanza de que el curso siguiente ella y su mejor amiga volvieran a estar juntas. No fue así. En 4°, Marina hablaba de vez en cuando con sus compañeros, solo para tareas y eso. Lo único que deseaba era que todo volviera a ser como antes, como cuando estaban en primaria

Para muchos, esas cosas no serían para tanto, pero, para un asperger si, y Marina era una a la cual estos acontecimientos la afectaron y cambiaron. Ya no volví a sonreír como cuando era pequeña. 


Marina, 16 años.