El lunes pasado un grupo de niños de la Asociación Asperger-TEA Jaén, hizo una salida por la ciudad. Éramos un grupo de 15 niños, además de los profesionales de la Asociación al que nos unimos 3 padres. Visitamos el patio y salón mudéjar del que fuera el palacio del condestable y el refugio antiaéreo de la guerra civil.
Se sumó al grupo varios turistas, entre ellos "el intolerable hombre del chaleco verde".La guía empezaba su interesante exposición y disfrutaba de la experiencia y actitud de los niños que preguntaban detalles, (como no..), muy atentos a todo lo que explicaba.Fue entonces cuando "el intolerable hombre del chaleco verde" empezó a resoplar, a sentirse incomodo y a hacer gestos de enfado cada vez que un niño intervenía.Las preguntas que hacían los niños eran sobre lo que se estaba describiendo, pero él, no podía aguantar que los chicos hablaran y cada vez se ponía más nervioso. Llegando a apartarse del grupo en alguna ocasión, haciendo gestos de descontento y mordiéndose el labio. Se notaba que para él, los niños, no eran bienvenidos.
No creo que supiese que eran chicos con Asperger, me daba la impresión que su incomodidad era tan solo por ser niños, porque hablaran, por tener que estar junto a ellos trastocandole su "perfecto" momento.Seguramente olvidó que hace años también fue niño.
Ha todo esto la guía estaba encantada de tener un grupo de niños que participaran y que le hicieran preguntas relacionadas con lo que ella enseñaba y de que los niños aportaran más detalles y argumentaran su opinión...creo que pocos grupos de niños que han pasado por allí, habrán estado tan atentos...
Cuando salimos del patio mudéjar para ir al refugio antiaéreo, uno de los padres escuchó el siguiente comentario del "intolerable hombre del chaleco verde": "No me extraña que en algunos hoteles no permitan la entrada a los niños. Esto es inaguantable".Le hablaba a la que parecía ser su mujer, que apurada le pedía que guardara silencio. Pero él siguió:"De vez en cuando tendía que volver Herodes y hacer una limpia".Nadie aparte de la mujer que le acompañaba y el padre de uno de los niños escuchó esos resentidos comentarios. La mujer volvió a pedirle que se callara, irritada por sus comentarios. Y el padre que lo escucho decidió no contestarle, decidió no estropear el día enfrentándose al "intolerable hombre del chaleco verde". Decidió que era mejor que los niños siguieran disfrutando de la visita y que siguieran ajenos al mal comportamiento de ese hombre con chaleco verde, que ese hombre no merecía la pena... Así que se mordió la lengua, contó hasta 10 y se lo comunicó a la guía, que se sorprendió sin entender el comportamiento del "Intolerable hombre del chaleco verde" . La guía siguió la visita sin cambiar su actitud con los niños hasta el final. Con una gran sonrisa y siendo en todo momento cariñosa y cercana con los niños.
Lo primero que pensé, es que ese hombre seguramente no tenía niños cerca en su vida. Y que él no nació siendo adulto, que también fue alguna vez un niño curioso.También pensé que si usted, "intolerable hombre del chaleco verde" quiere viajar y visitar como turista nuestra preciosa ciudad, y ve un grupo en su mayoría formado por niños, a los que parece que detesta por el hecho de ser niños, entonces, ¡ no se le ocurra unirse al grupo!Lo suyo es viajar solo, o pague un trato exclusivo, con personas escogidas. Pague para que sea una visita privada de su agrado y a su gusto, que le haga más feliz. Sino es de esa manera, le pronostico futuros viajes infelices porque es muy probable que coincida en todos con "incómodos" niños.
El primer sentimiento que te viene es el enfado, pero creo que después lo que sentí es pena por una persona tan amargada e intolerable. Y seguramente algún día recibirá las consecuencias de su actitud.Así que, "intolerable hombre del chaleco verde", si quieres disfrutar de la vida y entenderla desde otro punto de vista, llenarte de diversidad, descubrir nuevos mundos.....rodéate de niños, escúchalos, Te sorprenderás!
Te habla una mamá optimista, afortunada y orgullosa.
Algunas fotos de la excursión y de los momentos que disfrutamos.
Se sumó al grupo varios turistas, entre ellos "el intolerable hombre del chaleco verde".La guía empezaba su interesante exposición y disfrutaba de la experiencia y actitud de los niños que preguntaban detalles, (como no..), muy atentos a todo lo que explicaba.Fue entonces cuando "el intolerable hombre del chaleco verde" empezó a resoplar, a sentirse incomodo y a hacer gestos de enfado cada vez que un niño intervenía.Las preguntas que hacían los niños eran sobre lo que se estaba describiendo, pero él, no podía aguantar que los chicos hablaran y cada vez se ponía más nervioso. Llegando a apartarse del grupo en alguna ocasión, haciendo gestos de descontento y mordiéndose el labio. Se notaba que para él, los niños, no eran bienvenidos.
No creo que supiese que eran chicos con Asperger, me daba la impresión que su incomodidad era tan solo por ser niños, porque hablaran, por tener que estar junto a ellos trastocandole su "perfecto" momento.Seguramente olvidó que hace años también fue niño.
Ha todo esto la guía estaba encantada de tener un grupo de niños que participaran y que le hicieran preguntas relacionadas con lo que ella enseñaba y de que los niños aportaran más detalles y argumentaran su opinión...creo que pocos grupos de niños que han pasado por allí, habrán estado tan atentos...
Cuando salimos del patio mudéjar para ir al refugio antiaéreo, uno de los padres escuchó el siguiente comentario del "intolerable hombre del chaleco verde": "No me extraña que en algunos hoteles no permitan la entrada a los niños. Esto es inaguantable".Le hablaba a la que parecía ser su mujer, que apurada le pedía que guardara silencio. Pero él siguió:"De vez en cuando tendía que volver Herodes y hacer una limpia".Nadie aparte de la mujer que le acompañaba y el padre de uno de los niños escuchó esos resentidos comentarios. La mujer volvió a pedirle que se callara, irritada por sus comentarios. Y el padre que lo escucho decidió no contestarle, decidió no estropear el día enfrentándose al "intolerable hombre del chaleco verde". Decidió que era mejor que los niños siguieran disfrutando de la visita y que siguieran ajenos al mal comportamiento de ese hombre con chaleco verde, que ese hombre no merecía la pena... Así que se mordió la lengua, contó hasta 10 y se lo comunicó a la guía, que se sorprendió sin entender el comportamiento del "Intolerable hombre del chaleco verde" . La guía siguió la visita sin cambiar su actitud con los niños hasta el final. Con una gran sonrisa y siendo en todo momento cariñosa y cercana con los niños.
Lo primero que pensé, es que ese hombre seguramente no tenía niños cerca en su vida. Y que él no nació siendo adulto, que también fue alguna vez un niño curioso.También pensé que si usted, "intolerable hombre del chaleco verde" quiere viajar y visitar como turista nuestra preciosa ciudad, y ve un grupo en su mayoría formado por niños, a los que parece que detesta por el hecho de ser niños, entonces, ¡ no se le ocurra unirse al grupo!Lo suyo es viajar solo, o pague un trato exclusivo, con personas escogidas. Pague para que sea una visita privada de su agrado y a su gusto, que le haga más feliz. Sino es de esa manera, le pronostico futuros viajes infelices porque es muy probable que coincida en todos con "incómodos" niños.
El primer sentimiento que te viene es el enfado, pero creo que después lo que sentí es pena por una persona tan amargada e intolerable. Y seguramente algún día recibirá las consecuencias de su actitud.Así que, "intolerable hombre del chaleco verde", si quieres disfrutar de la vida y entenderla desde otro punto de vista, llenarte de diversidad, descubrir nuevos mundos.....rodéate de niños, escúchalos, Te sorprenderás!
Te habla una mamá optimista, afortunada y orgullosa.
Algunas fotos de la excursión y de los momentos que disfrutamos.
Estamos en Semana Santa y deberiamos poner la otra mejilla. Pensar que ese individuo no sabe lo que hace y que la indiferencia puede ser la mejor arma contra este tipo de gente.
ResponderEliminarPero la verdad, aunque sea Semana Santa, lo que te entra es una mala ostia y decir basta ya de tantos atropellos.